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En su columna para El Tiempo de hoy, lunes 5 de agosto de 2012, Yolanda Reyes escribió:
Reinventando a Santos
La brillante serie de televisión Mad Men recrea, a través de una agencia de publicidad, la consolidación de ese “Sueño Americano” que es el mito fundacional de la supuesta, y hoy en crisis, Sociedad del Bienestar. Los ancestros de nuestra fe en detergentes y cremas con los que intentamos eliminar manchas –de la ropa o de la vida–, y nuestras ideas sobre amor, familia, belleza y felicidad pueden rastrearse en esas oficinas de Madisson Avenue, Manhattan, donde unos “creativos” exitosos y apuestos inventaron ilusiones entre nubes de nicotina, romances con secretarias y esposas perfectas que los esperaban en casa con la comida caliente.
Aunque para nadie es un secreto que la publicidad es el arte de vender espejismos, a veces olvidamos que nuestras percepciones y decisiones políticas pueden ser resultado de estrategias similares. “Un presidente es un producto”, recuerda un publicista de la serie, durante la campaña de Kennedy versus Nixon. En los dorados sesenta, el episodio muestra un comercial televisivo del joven Kennedy con su glamurosa Jackie y su hijita Caroline, mientras un jingle asocia la fórmula “Kennedy, Kennedy, Kennedy”, con ese trío que encarna el ideal de familia próspera.
Recordé el episodio en estos días en los que, todo indica, empezó la campaña presidencial 2014. Santos, Santos, Santos, corean los medios. En carátulas de revistas, titulares de prensa y canales simultáneos, el presidente anuncia prósperas nuevas y rinde cuentas “al pueblo”, desde cualquier lugar del país. Santos, de vuelta a Colombia, parece ser el concepto. Con su ropa casual y de marca, rodeado de ministros ídem, muestra indicadores de buen gobierno, sin una sola fisura. El buen padre-presidente alza niños junto a su elegante esposa, y hasta su hijo menor, que decidió ir al ejército, se ha convertido en noticia porque será un soldado más y no tendrá privilegios. (¿Acaso es eso noticia, y no lo esperable?). Así sucesivamente, Santos reparte subsidios, casas, becas e ilusiones, cual Evita a sus “descamisados”, y se anuncia hasta en la sopa, como cualquier caldo Maggi.
Así como el lugar común afirma que “detrás de todo gran hombre, hay una gran mujer” –sorprendida, añaden algunas –, detrás del presidente hay ahora una calculada estrategia liderada por Juan Felipe Muñoz, su Alto Asesor de Comunicaciones, quien fue uno de los fundadores de la firma Thaw, dedicada a “mitigación de riesgos y contención de crisis” y asesora estratégica de empresas y gobiernos. Aunque sabemos que todos los gobiernos gastan mucho dinero en imagen, giras de periodistas y eso que en Mad Men se llama lobby, tener claro que el presidente es un producto publicitario ayuda a filtrar la avalancha de buenas noticias que invade nuestras casas. Si Santos subió como espuma de detergente y su descenso en las encuestas se interpreta solo como “un corto circuito” en la forma de comunicar resultados, es plausible que una de las funciones de su experto asesor sea “desarrollar e implementar las estrategias de comunicación de la presidencia”. Perfecto que haga su trabajo y conjure la crisis de imagen; lo grave es que la posición de los medios parezca reducida a divulgar esas “estrategias”.
Yolanda Reyes