Nuestra Directora: «El derecho a caber dentro del marco»

Por: Yolanda Reyes

Estas páginas están abiertas al debate, a la reflexión y al intercambio. Todas las escrituras son bienvenidas.

En su columna para El Tiempo de hoy, lunes 16 de septiembre de 2012, Yolanda Reyes escribió:

El derecho a caber dentro del marco

Muchos años antes de 1991, cuando Colombia estaba consagrada al Sagrado Corazón, fui profesora de literatura en un colegio para señoritas bogotanas en el que debí uniformarme con falda escocesa, al estilo del Príncipe Carlos, evitar mencionar a García Márquez, (por “comunista” e “inmoral”), y asistir a retiros espirituales al comienzo de año, como quien se somete a los exámenes de ingreso de la ARP o al curso de inducción.

Amparado, según dijo, en conceptos médicos, el capellán que dirigía los retiros, afirmó que el Dispositivo Intrauterino era un método abortivo pues impedía el encuentro del espermatozoide con el óvulo y añadió, mientras examinaba de hito en hito a su audiencia escocesa uniformada, que eso significaba “un aborto mensual”, lo cual hizo entrar en crisis a muchas maestras. La insinuación de que sus ginecólogos las hubieran convertido en abortistas carecía de sustento, pero era la palabra de Dios contra la de Hipócrates y recordé la escena a propósito de las declaraciones  y las acciones de la Procuradora Hoyos sobre la píldora de emergencia, que la Corte Constitucional le obliga ahora a rectificar.

En esto del origen de la vida, desde la humana hasta la eventual vida marciana, coexisten diversas posturas científicas, religiosas, culturales y personales. “Es algo muy chocante: no es que descendamos del mono, es que descendemos de una bacteria… una insulsa sopa de aminoácidos”, afirmó el físico español Wagensberg en una entrevista a este diario en 2011, que quizás no tarde en revaluarse, pues hoy sabemos que las llamadas ciencias exactas tampoco saben nada para siempre.

Así como algunos colombianos creen en la versión bíblica de “en el comienzo era el verbo”, otros en la versión Kogui de “el mar era la madre y se llamaba Gaulchovang” y otros en otras, (o en ninguna), quizás jamás estaremos de acuerdo sobre el momento en que aparece un hijo en la escena humana. ¿Ocurre desde la unión del óvulo con el espermatozoide, o antes? ¿Cuando dos personas dicen que quieren tener un bebé, cuando oyen por primera vez el sonido de un nuevo corazón, cuando la madre siente pataditas en el útero y las lee y las contesta, cuando  empieza a imaginar  nombres posibles, cuando alguien en un laboratorio escribe “Positivo”… o nunca?  Y, ya entrados en preguntas, ¿será posible determinar el origen de cada hijo o hija, no de su existencia física, sino de su lugar en nuestras vidas, siempre en el mismo exacto momento?

Porque somos millones de mujeres y hombres en este país, con circunstancias, creencias, historias, formación, dramas, deseos, religiones, sueños, pesadillas, sexualidad y secretos tan distintos, y porque afortunadamente no podemos estar de acuerdo en los asuntos de la vida y de la muerte, existe un marco jurídico que nos regula, nos obliga y nos ampara por igual: un marco mínimo de acuerdos que ha sido construido por quienes nos representan, cumpliendo con todos los mecanismos previstos en nuestro Estado Social de Derecho y ceñido a la Constitución de 1991.

En ese marco, 1279 mujeres interpusieron una tutela contra el Procurador General, la Procuradora Delegada para la Infancia, la Adolescencia y la Familia, y la Procuradora Delegada para la Función Pública, solicitando corregir públicamente la información tergiversada sobre la Píldora de Anticoncepción de Emergencia y sobre los derechos reproductivos de las colombianas. Y dado que la Corte Constitucional falló en favor de esas 1279 ciudadanas, estamos esperando el pronunciamiento de la Procuraduría. Pero  no queremos mártires religiosos que se pronuncien como católicos –¡ están en todo su derecho de profesar la fe que quieran!–, sino funcionarios públicos responsables de un país cuyo ordenamiento está erigido sobre los derechos de todas las personas y que, justamente por eso, se denomina Estado Social de Derecho.

Somos más de 1279, esperando caber dentro del marco. Esperando una respuesta.

Yolanda Reyes