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En su columna para El Tiempo del lunes 30 de mayo, Yolanda Reyes escribió:
«Escribo entre Barcelona y Madrid, entre la sensación de no saber cómo leer lo que sucede y la de asistir a un punto de giro que la historia identificará como una fecha en la que algo cambió. Quizás llamaremos «Mayo del 2011» al movimiento que vio la luz el 15 de este mes con unos jóvenes españoles que convocaron a los ciudadanos por la web a retomar el sentido de ágora y que le movió el piso a esa «Nueva España» postfranquista -en realidad, ya un poco vieja-, que no parecía salir de su zona de confort. Quizás la historia contará que el Mayo francés del 68 y este español comparten símbolos que, 43 años después, se desempolvaron con la crisis.
La frase de Heráclito -¿nunca nos bañamos en el mismo río?- se aparece en esta revolución juvenil a la que se suman jubilados, inmigrantes y ciudadanos comunes y corrientes que han sentido la necesidad de decir que el río está revuelto y que, cuando suena, piedras lleva. Pero como las crisis suelen camuflarse entre la vida cotidiana, cualquier turista en el aeropuerto de Barcelona podría preguntar de cuál crisis se hablaba.
El sábado 28, en el centro comercial -pues el aeropuerto es un gran centro comercial-, la fila de hinchas uniformados del Barça parecía la de Carrefour un sábado en Bogotá, la tienda de souvenirs del equipo no daba abasto y el costo de los paquetes turísticos a Londres para ver el partido no coincidía con la idea de crisis económica.»
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