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En su columna para El Tiempo del lunes 22 de agosto, Yolanda Reyes escribió:
«‘Borrón y cuenta nueva en la 7a.’ fue el titular con el que despertamos los lectores de EL TIEMPO el martes 16 de agosto. Así de fácil, como si el Transmilenio que nos desveló durante más de un año hubiera sido un mal sueño, la Alcaldesa sacaba de la manga de su levantadora un proyecto ecológico bautizado con el sugestivo nombre de ‘La Esperanza’, que iría del centro a la 170 y que contaba con el apoyo del presidente Santos, de la Fundación Clinton y del BID.
‘Vamos a empezar a soñar en un trabajo con el Gobierno Nacional’, dijo, y nos informó que se había creado una comisión compuesta por el Viceministro de Transporte, la Empresa de Energía Eléctrica de Bogotá, La Fundación Clinton y las autoridades de Movilidad, ¿mientras dormíamos?… ‘La séptima va a tener transporte público masivo, andenes, ciclorrutas y espacios verdes’, añadió. Soñar no cuesta nada, pensé restregándome los ojos, ante esas declaraciones que parecían más cercanas a W. Disney que a la W. J. Clinton.
El miércoles 17 el borrón tenía cuentas nuevas: costaría 600.000 millones -¿cómo lo calcularon tan rápido, cómo lo pagaríamos?- y ya había cronograma. En estos cinco meses del año se estructuraría el proyecto con los estudios de Steer Davies Gleave -¿cuándo los contrataron?-; en el primer semestre de 2012 se haría la licitación y en el segundo comenzarían las obras. «La nueva cara de la séptima» además de frase, era una perspectiva como las que se usan para vender apartamentos sobre planos, con todos los juguetes: alamedas, ciclorrutas, andenes, tranvías, cafés y peatones. ¿En dónde cabrían los carros, por no hablar de los escoltas?, volví a restregarme los ojos. Como no soy experta en cifras ni en metros cuadrados, se me ocurrió que quizás había un túnel que no salía en el dibujo, para esconder los carros, o que con los 600.000 millones y ‘algunos sobrecostos’, expropiarían las embajadas de España, Italia y Venezuela, las caballerizas militares, la Javeriana y tantos predios que hoy se atraviesan en la ancha avenida del dibujo.»
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