Este año, el curso de vacaciones de Espantapájaros ha sido la oportunidad perfecta para que muchos niños cambien de oficio y ensayen formas divertidas de «ganarse la vida».
Además de las posibilidades creativas que Espantapájaros ofrece todos los años, en torno a la literatura, el arte y la música, este año ha habido propuestas nuevas. Durante esta semana, los niños se convirtieron en joyeros profesionales: diseñaron, amasaron y pintaron sus propios accesorios.
Mientras los niños grandes cambiaban de oficio, los bebés del curso de vacaciones se dedicaron a relajarse. En la foto, el grupo de los más pequeños jugando en la arenera con Eliana.
Y para que todos pudieran calmar el hambre, La tienda de Lucía abrió sus puertas a la hora de las onces. En la foto, Leonardo compra una empanada… ¡y dulces!