Preparar una receta es mucho más que mezclar ingredientes. Es hacerse preguntas y arriesgar hipótesis; es tocar, oler, probar, seguir instrucciones, esperar turno, ejercitar movimientos, conectar el ojo, la mano, los sentidos y el gusto por aprender…
Es contar cantidades y descubrir los cambios de la materia y sentir las texturas y seguir preguntando otra vez: ¿por qué?
Es trabajar en equipo y vivir el ritual cultural de compartir una mesa. Es chuparse los dedos y confirmar, día a día, las enormes posibilidades de explorar, de inventar y de querer saber más y más.
Echamos gelatina sin sabor en agua tibia. ¿Qué pasará?
Y revolvemos rápido para que no le queden grumos. ¡Un ejercicio de precisión!
La dejamos en la nevera un rato para que enfríe.
Entretanto, exprimimos las naranjas.
Agregamos 5 cucharadas de azúcar y contamos juntos
Revolvemos, con nuestras manos expertas.
Añadimos una bolsa de leche en polvo.
Luego batimos hasta que quede esponjoso, ¡qué buena coordinación!
Después cada uno de nosotros sirve tres cucharadas de esponjado en su vaso.
Lo llevamos a la nevera hasta que cuaje. ¿Qué le hará el frío a esta masa?
Las opiniones y las hipótesis son variadas.
Por último “escribimos”, a nuestra manera, la receta.
…
¿Y cuál es tu receta?
Envía a Espantapájaros tu receta favorita para prepararla con los niños y seguir alimentando su deseo de inventar, en este laboratorio donde se forman investigadores de 3 y 4 años.
Bogotá, noviembre de 2012