La literatura y nuestra vida emocional

Por: Yolanda Reyes

Compartimos con ustedes este artículo de Leila Reyes, profesora de Espantapájaros, sobre lo valioso que es leer con los niños, sobre lo que significa para ellos la literatura.

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Leila Reyes es la profesora de los niños más grandes en Espantapájaros.

La literatura y nuestra vida emocional

De cada vida se podría hacer un escrito y de cada escrito se pueden hacer muchas lecturas diferentes. Según lo palpado, lo dejado, lo deseado.

La gran riqueza de la literatura es que nos ofrece infinidad de formas de percibir la vida. De darle un sentido a cada mañana, de renovarnos y empoderarnos a través de eso-que-sucede-allá-en-una-hoja. Y a la vez con nosotros mismos. Tan lejos y tan cerca. Compartir una misma emoción. Reconocerse en ella. O en “eso”, que no sabíamos nombrar, pero que tras toparnos con tal o cual personaje, tenemos la certeza de dilucidar mejor ahora. Pues tú eres yo y yo soy tú. Qué increíble descubrimiento.

Desde muy pequeños nos identificamos con ese libro objeto pues no es más que un espejo de nosotros mismos: esa historia que sucede del otro lado del mundo, pero que al toparse con la nuestra se encuentra en un mismo camino y nos da esa hermosa seguridad de saber que no estamos solos en el universo. Que eso tan abstracto y a la vez tan real que ocurre entre líneas y dibujos también puede ser mi historia. «Uff». Qué suerte. Qué delicia. Qué salvación.

Incluso sin saber leer, ya nos identificamos con lo ilustrado. Percibimos que el árbol del cuento es igual al que hay al frente de nuestra casa, que a ese niño tampoco le gustan las espinacas los domingos (¡o sea que finalmente no es tan grave!) y que él también tiene un abuelo de gafas grandes y bastón, al que adora. Como yo al mío. Qué gran poder, ese de la lectura.

Es de esta forma, y casi sin darnos cuenta, como los destinos se empiezan a entrelazar. Y empezamos a entender que, así como en la vida, aquí también podemos voltear la página cuando queramos cambiar de capítulo. De amigos, amores e invenciones. O ir al encuentro de nuestro otro yo.

Es ante una exploración de lugares y espacios, de muchos sabores y relaciones con el otro y con nosotros mismos, que nos vemos enfrentados al nacer. Asimismo en la literatura. Y en todo inicio de vida emocional.