Nuestra directora: «Vuelos que siguen vacíos»

Por: Yolanda Reyes

Estas páginas están abiertas al debate, a la reflexión y al intercambio. Todas las escrituras son bienvenidas.

En su columna para El Tiempo de hoy, lunes 26 de marzo de 2019, Yolanda Reyes escribió:

Vuelos que siguen vacíos

 

“La feria internacional del libro universitario en Xalapa @FILU_UV está dedicada a Colombia, pero llama la atención que entre los escritores invitados no hay ninguna mujer escritora”, escribió Laura Gómez en Twitter, y mostró el afiche promocional de la feria en el que aparecían ocho escritores varones. ¿Es un evento solo para hombres?, preguntaba esta “socióloga y literata en formación”, según se define en su perfil, y recordaba la etiqueta de #ColombiaTieneEscritoras, creada en 2017, cuando la Biblioteca Nacional de Colombia organizó una presentación de autores colombianos en París, sin incluir autoras.

¿Sería posible que el Ministerio de Cultura o la Biblioteca Nacional hubieran olvidado las repercusiones de aquel episodio?, fue una primera pregunta, pero pronto supimos que las invitaciones habían sido hechas desde la Universidad de Veracruz, lo cual ilustraba nuevamente (viejamente) esos currículos ocultos en los que se han (nos hemos) formado tantas generaciones, incluyendo a los organizadores de la feria. Y, aunque la reacción suscitada en las redes por semejante cartel que pretendía mostrar la literatura del país solo con rostros de hombres era una buena señal, precisamente por eso era imperativo hacer las viejas preguntas: ¿quiénes eligen, con qué criterios y por qué se repite la historia?

Después de leer los textos que reciclaban lugares comunes sobre el café, las esmeraldas y las mariposas amarillas para presentar a Colombia en la feria, y de preguntarle a Germán Martínez Acebes, su coordinador, por la ausencia de escritoras, temo que, en lugar de una intención deliberada de excluir mujeres o de un juicio de valor sobre obras y trayectorias, lo que se infiere, simplemente, es la antigua práctica de no indagar más allá de lo que aparece primero (¿de no leer más a fondo?) y de conformarse con esas miradas únicas –pero no me refiero solo a asuntos literarios ni a países invitados– que limitan el mundo a una visión esquemática y poco informada.

En ese sentido, las respuestas que recibí son elocuentes: “Tienen razón en cuanto a la falta de representación literaria de mujeres colombianas, pero créame que la programación la fuimos confeccionando y así quedó de manera fortuita”. “Somos una universidad y, por supuesto, una feria del libro que busca la diversidad y respeta todas las voces… verá que hay académicas colombianas relevantes… en un foro… y una brillante estudiante de literatura”. Frente a estas palabras, hay poco que agregar: las exclusiones por género parecen ‘fortuitas’ y las explicaciones que se dan suelen agruparse en tendencias de este estilo: “tienen razón, fue sin culpa, la próxima vez lo tendremos en cuenta” o “agradezcan que ‘les’ invitamos a tal y cual” (pero en otra jerarquía)… Al lado de esas disculpas políticamente correctas, la otra tendencia es la burla o la descalificación: desde feministas superficiales que no son suficientemente buenas hasta viejas resentidas porque no las invitaron son las frases que circulan por las redes.

Así como lo mostró la propaganda desafortunada de ‘El vuelo vacío’ de Avianca, es posible encontrar innumerables “vuelos vacíos”, no solo en la vida cultural, sino en todos los ámbitos de la vida cotidiana. Sin embargo, en un ámbito académico como el de la Universidad de Veracruz, que no creo que sea un caso aislado, tenemos la responsabilidad de sostener la pregunta y de llenarla de contenido.

¿Qué están haciendo las mujeres en las letras colombianas, mexicanas, latinoamericanas? ¿Cuál es su lugar en el mundo cultural de este momento y cómo su trabajo está movilizando un cambio de paradigma? Seguir sin acusar recibo de estos cambios no solo es imperdonable, sino empobrecedor para todos.

YOLANDA REYES