En uno de nuestros talleres, los niños han estado muy ocupados: han reinventado recetas de sopa de ratón y té de lágrimas con ingredientes verdaderamente extraños; han recreado el paisaje de Saltamontes en el camino con crayolas, pinturas y collage; han cantado y bailado para hacerle compañía a Búho en casa; han lanzado decenas de deseos en el pozo mágico…
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¡Todo un homenaje a Arnold Lobel!